
Música y lectura: ¡Otra cosa es con guitarra!
EL MUNDO MIRA A CHILE
La teórica de literatura infantil y juvenil, Maria Nikolajeva, manifiesta que la ficción es el único género literario en donde se pueden representar los pensamientos, sentimientos o percepciones de otros. Esta cualidad requiere que los lectores se pongan en el lugar de los personajes y, por lo tanto, promueve el desarrollo de la empatía. Sin embargo, esta habilidad social no aparece automáticamente, sino que se desarrolla de manera gradual y la lectura puede ser una herramienta facilitadora para reforzarla. Nikolajeva explica, desde la crítica literaria cognitiva, que el desarrollo de la empatía en los lectores de ficción es posible porque nos interesa comprender y explorar a los personajes literarios. Somos curiosos con respecto a nosotros mismos y a otros seres humanos, por lo que queremos entender nuestras maneras de sentir, pensar y ser, junto con las de otros.
En nuestro trabajo como mediadores, bibliotecarios y docentes hemos comprobado que el desarrollo de la empatía puede darse también desde la no ficción, a través de información objetiva y concreta que nos va mostrando nuestra relación con el mundo y sus fenómenos.
En este sentido, los libros informativos son una herramienta de gran alcance para, como dice Ana Garralón, lograr una comprensión amplia del mundo y también de nuestros entornos inmediatos, posibilitando la socialización y la ampliación de un tema por medio de preguntas y el diálogo (Garralón, 2015).
Los libros informativos de hoy en día ya no cuentan con contornos tan definidos y pueden verse intervenidos por el mundo lírico, narraciones, historias o juegos. Se puede hablar cada vez más de “obras híbridas”, donde las categorías se están moviendo entre la ficción y la no ficción. Se traspasan los límites, desaparecen sus particularidades y se entremezclan los géneros, desplazando contenidos ficcionales en el mundo de la información. ¿Dónde clasificamos obras como Al sur de la Alameda o el libro Reportajes de Joe Sacco, por mencionar algunos?
Gabriela Mistral, desde su mirada poética, se transformó en una transgresora de géneros, al dedicarse al ejercicio de “contar para comprender el mundo” en su poema La Cuenta Mundo:
Niño pequeño, aparecido
Que no viniste y que llegaste,
Te contaré lo que tenemos
Y tomarás de nuestra parte.
Con máxima delicadeza el hablante va describiendo distintos elementos para ese niño que comienza a explorar y descubrir: el aire, los animales, el pinar, el fuego…
Los textos de no ficción para niños y jóvenes “… han conseguido conectar hechos a veces sorprendentes con la realidad cotidiana, ayudándoles a entender la complejidad del mundo y su participación en él” (Garralón, 2015). Es por ello que estos libros incitan nuevas preguntas, las cuales pueden ser indagadas a su vez con otras lecturas, manteniendo un diálogo activo y ampliando el repertorio lector.
La inquietud por comprender el mundo y a quienes lo habitan es transversal y necesaria. Supone lecturas críticas, pero empáticas para así lograr entender a “los otros” y ser compasivos, incluyendo la preocupación por el medioambiente. Como mediadores culturales tenemos la responsabilidad de encontrar aquellos textos que, en palabras de Genevieve Patte, produzcan el júbilo de descubrir un tema nuevo: “Con una historia se puede conmover a un niño. Lo importante para el investigador en ciernes no es saberlo todo, sino ser conmovido, cobrar conciencia de que es capaz de interesarse en algo y que incluso es impulsado a la búsqueda de saber y comprensión”.
Laboratorio IV Escuela Internacional de Cuentacuentos. Contando el mundo: oralidad y no-ficción para lectores del siglo XXI
Durante el mes de octubre, Fundación Palabra se unió a Fundación Mustakis para desarrollar el Laboratorio Contando el mundo: oralidad y no-ficción para lectores del siglo XXI. Durante 6 sesiones y con un grupo de alrededor de 60 personas entre docentes, educadores, bibliotecarios y mediadores culturales, reflexionamos sobre la no ficción y las múltiples formas de incluirla en acciones de fomento lector y oralidad.
Cada uno de los invitados a estas sesiones, profesionales de diversos campos de estudio y trabajo, nos sorprendió con su particular forma de ver el mundo y la lectura.
Teresa Paneque, astrónoma y autora de libros de divulgación científica, nos mostró que el método científico, el desarrollo de hipótesis y su comprobación tienen mucho de narrativa. De igual manera, nos hizo ver cómo la astronomía desafía la imaginación, al contar con elementos como las fotografías del espacio para entender sus procesos, pero incluyendo siempre una cuota de creatividad o narratividad para hilar lo que ahí sucede.
Nibaldo Mosciatti, periodista y autor del libro Lautaro, Halcón Veloz, nos invitó a un particular recorrido con su biografía lectora. En la recuperación de las lecturas que marcaron su infancia, adolescencia y juventud, fuimos conociendo a interesantes personajes, así como también hitos de la historia de nuestro país. Nos entusiasmó con la idea de acceder a personajes reales y la fascinación de conocer sus vidas, además de los espacios donde sucedieron sus historias.
Este “leer sobre otros” nos permite, según Mosciatti, el ejercicio de la humanidad, reconocer en el otro lo humano y encontrar nuestros puntos en común. ¿Y nuestra historia personal? El desafío fue claro: “No hay historia pequeña. Cada persona puede convertirse en una biografía. Lo más importante es fomentar la curiosidad.”
Tamara Reyes, mediadora de lectura y directora de la Editorial Calcetines Animados, compartió con nosotros sus investigaciones y trabajo en torno a la cultura material. Reflexionamos sobre cómo los objetos que nos rodean son parte de nosotros más allá de su utilidad y forman parte de nuestra bitácora de vida: se levantan de su condición material, los habitamos y comunicamos a través de ellos. ¿Será por esto la característica tan latinoamericana del sentido animista de los objetos? Cada uno de los participantes de la sesión seleccionó un objeto significante y lo mostró a su grupo de trabajo. La emotiva conversación en torno a esos objetos permitió conocer más de cada persona y valorar la cultura material como depositaria de nuestra identidad.
Josefina Hepp, agrónoma y autora de numerosos libros para niños y jóvenes, nos regaló tres palabras a través de las cuales viajamos por el mundo natural: asombro, apropiación y diversidad. ¿Cómo podemos desarrollar la capacidad de observación y el deseo por conocer el mundo de la naturaleza en niños, niñas y jóvenes? La propuesta nos interpela no solamente como mediadores, sino como seres que habitamos un lugar que muchas veces no nos damos el tiempo de conocer; a rescatar el ejercicio de tantos naturalistas y expedicionarios que dejaron para nosotros sus impresiones de los paisajes que recorrían por primera vez. En esa tríada de asombro-apropiación-diversidad la invitación es a aprender a mirar en otra escala y con nuevos ojos.
Cristóbal Joannon, poeta y filósofo, ha dedicado parte de sus estudios al campo de la comedia. Desde el “reirse de todo” de Aristófanes, reflexionó sobre cómo el humor nos ayuda a distanciarnos de nosotros mismos para mirarnos desprejuiciadamente. Un sano ejercicio para reírnos de cómo nos tomamos la vida… porque la comedia y el humor son temas muy serios.
Agradecemos a los panelistas que estuvieron a cargo de estas interesantes sesiones y nos propusieron una nueva mirada de la lectura de no ficción. Gracias también a todos y todas los participantes, quienes asumieron el desafío de ser unos nuevos Cuenta-Mundo para la mediación cultural.
*Mistral, Gabriela, 1889-1957. La cuenta mundo [manuscrito] Gabriela Mistral. Archivo del Escritor.
Disponible en Biblioteca Nacional Digital de Chile. Accedido en 3/11/2021.
Nikolajeva, Maria. «»Did You Feel as if You Hated People?»: Emotional Literacy through Fiction.» The New Review of Children’s Literature and Librarianship, vol. 19, no. 2, 2013, pp. 95-107.
Garralón, Ana. Leer y saber, libros informativos para niños. Panamericana Editorial, 2015. Mekis, Constanza. Cultivar la lectura en familia. SM, 2021.
Patte, Genevieve. Déjenlos leer. Los niños y las bibliotecas. Fondo de Cultura Económica, 2008.
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