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Entre el 23 y el 27 de mayo, cada año, se conmemora la Semana de la Educación Artística. (SEA) Esta es una celebración internacional impulsada por la Unesco que busca sensibilizar sobre la importancia de la educación artística, además de promover la diversidad cultural, el diálogo intercultural y la cohesión social. Chile la celebra desde el 2013 y este año el foco está puesto en REcordar, REmover y REimaginar:
“Porque la educación artística es una invitación:
A RECORDAR, haciendo pasar nuevamente por el corazón nuestras memorias, recuerdos, sentidos y orígenes.
A REMOVER, desplazando nuestros límites, moviendo y removiendo las certezas y los significados, transitando por nuestras emociones y afectos.
A REIMAGINAR, otros mundos posibles, nuevas formas de crear, de habitar, de construir, de soñar…
y a volver sobre lo mismo, sin que sea igual”.
(Puedes descargar las orientaciones del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio aquí)
En ese contexto, conversamos con Rita Rossi, bailarina y hoy directora del área de Danza de la Escuela de las Artes del Teatro del Lago. Rossi empezó su camino en su natal Rieti, Italia, cuando, como nos cuenta en esta conversación, desde los 5 años y medio supo que sería bailarina. Su carrera no ha parado desde entonces: Italia, Francia y el Ballet Nacional Chileno han sido sus principales escenarios.
El programa ícono de danza y educación del Teatro del Lago, Puedes Bailar cumple diez años y, desde su rol en la docencia, Rita reflexiona sobre los cuerpos en la educación y la importancia de las artes en la formación de las personas.
¿Cuándo supiste que serías bailarina?
Siempre. Lo quería, no sé por qué. Vengo de una familia ajena a la danza; mi madre es una figura ausente por su muerte prematura. Yo era muy chica y quería serlo. A los cinco años y medio pedí ir a la escuela de ballet y me dijeron que no, porque era muy chica y tenía que cumplir seis. Insistí y me dejaron entrar.
En 1987 me subí por primera vez a un escenario. La primera función fue la gala de ese primer año. Hay una carta que recuerda este momento, que mi papá guardó en una fotocopia porque la original se la di a mi maestra. Esa carta decía: «Il pubblico è stato con me e io sono stato con lui» (el público ha estado conmigo y yo he estado con ellos). Pienso que en ese momento decidí que el escenario era lo más hermoso para mi.
Ese escenario te llevó a Roma, después a Francia, te hizo cruzar continentes para estar por años en el Ballet Nacional Chileno… ¿Cómo es el después del escenario para ti?
Me emociona mucho el después. Cuando me dicen quien soy, yo digo una bailarina, una bailarina que hace otras cosas.
He aprendido montones de ser profesora, de liderar equipos, de armar proyectos. Vibro porque sigo en la sala, tampoco me he movido desde allí. Sin embargo, las luces que tenía antes, la experiencia escénica, no las he vuelto a tener. Hoy hay otro aplauso, de los padres que me agradecen por el cuidado de sus hijos.
Tomo esta oportunidad como algo necesario, porque cuando uno tiene un aprendizaje, tenemos el deber de traspasarlo. Porque no se estudia en los libros, se transmite. En la danza este aprendizaje te permite avanzar, cambiar de perspectiva y eso quiero transmitir hoy.
¿Extraño el escenario? Claro que sí. Tu pregunta me emociona, porque siempre está ahí mi necesidad, pero es interesante ver que puedo hacer otras cosas más. Hoy bailo desde otra vereda, acompañando a mis niños y niñas, pero sé que soy una bailarina y espero que tenga otro escenario para volver a estar ahí. Hoy es un pausar que también tiene que ver con mi cambio de ciudad, empezar a maternar, pero son cambios que me hacen aprender montones.
¿Dónde te resuena hoy la educación artística?
A lo largo de mi vida me he transformado en educadora y hoy educo a través del arte. Para mi el arte es un oficio y, en toda escala, edad o espectro, cuando hablamos de educación artística pienso en el colegio. Es alarmante saber que hay áreas del arte que son opcionales, porque estamos en falta.
Manejar la matemática te puede ayudar en el mundo de hoy. Sin embargo, hay “un algo” que tiene que ver con la educación artística que me va a permitir, por ejemplo, ser un ingeniero en obras con habilidades blandas. No significa que todos seamos bailarines o músicos, sino cultivar otros aprendizajes.
Meter el cuerpo a la sala de clases es un desafío occidental: pienso, luego existo. ¿Por qué no decir siento, luego existo? No tengo la receta, pero somos muchos que lo estamos haciendo desde lo no formal, donde la familia entiende que es importante que el tiempo libre se dedique a cultivar las disciplinas artísticas.
Recuerdo mi vida escolar. Cuánto nos enseñaron los griegos del poder de la catarsis. Porque, en aquellos tiempos, el arte servía para limpiar y crecer, era algo popular. ¿Por qué no puede suceder ahora que tenemos más herramientas? ¿Por qué no podemos “tocar más teclas”? Al final, si como seres humanos tocamos más teclas, somos seres más libres porque manejamos más matices dentro de nosotros.
Ahora, el desafío es mover todo esto a la educación formal, para que todas estas pinceladas puedan ayudarnos a confluir en una persona con más matices. El arte es necesario, poderoso, sanador. El arte sirve. Punto.
En ese contexto, ¿qué importancia tiene el programa Puedes bailar que cumple 10 años?
Este programa para mí es muy especial. Lo conocí antes de llegar a Frutillar por compañeros bailarines. Una vez dentro del Teatro del Lago tuve la posibilidad de hacerme cargo de él y ha sido maravilloso. Este año nos vamos de gira por Chile y todo lo que el proyecto nos ha dado han sido hermosos aprendizajes.
Si este programa fuera un personaje de ballet, ¿qué personaje sería?
Entre un pierrot (personaje de la Comédie Italienne) y un juglar. Se me aparece la comedia del arte, tal vez es por mi ser italiano. Tiene una nostalgia, una pena, porque a ellos les pasa todo y este programa desata esta melancolía, pero finalmente termina con fiesta porque los fantasmas se canalizan. Tal vez aprendemos a no tomarnos la vida tan enserio, por eso veo el juglar, también, ese ser que dice la verdad desde un personaje y te da una enseñanza y moraleja. Tiene una cara sonriente, pero dice cosas profundas.
¿Cuáles son las expectativas del programa?
Recopilar lo bueno, aprender de lo menos bueno. Trascender. Pensarlo como uno, independiente de todo lo que haya cambiado, desde 2013 hasta ahora, porque su alma permanece. Tener proyectos futuros para el programa.
¿Qué te diría la niña que en el ‘87 escribió esa carta?
Eres testaruda. Lo lograste. Eres una privilegiada porque viviste de lo que amas y eso es difícil en Chile y en el mundo. Yo nunca tuve que garzonear para comprar el pan, siempre bailé y ahora, formo a otras personas.
Si esta niña me preguntara si el día de mañana lo volvería a hacer, le diría que no, porque ya lo hice y quiero hacer nuevas cosas.
¿Qué le diría Rita, hoy, a los niños y niñas que lo quieran intentar?
Les diría que hoy hay personas que estamos trabajando para que el arte y la danza sean un mejor lugar. Les diría que los tiempos hoy son mejores que ayer y que es posible, pese a las dificultades, vivir del arte.
Uno siempre habla de lo bello, pero en este camino han habido muchas lágrimas. De pensar que hay muchos mejores que yo, los sigue habiendo, pero también les diría que con disciplina y tesón, se puede.
Regálanos una palabra.
Grazie, en italiano, porque espacios así me regalan un tiempo de mirar y soltar. Es un regalo para mí. Una necesidad hermosa de pausar el tiempo y conversar de estas cosas, porque en el día a día se me olvida el pierrot, el juglar, la carta encima del velador de mi papá, por eso lo agradezco. Y me sale en italiano porque es desde donde lo siento más instintivo. Si una de estas cientos de palabras le llega a un niño, a una niña, grazie.
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Paula Campos C., periodista y diplomada en Periodismo Digital y Políticas Culturales desde el Territorio, es colaboradora de Fundación Palabra.
Esa carta decía: «Il pubblico è stato con me e io sono stato con lui» (el público ha estado conmigo y yo he estado con ellos). Pienso que en ese momento decidí que el escenario era lo más hermoso para mi.
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