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BILIJ

Biblioteca Interactiva Latinoamericana Infantil y Juvenil

La Niña Enmirlada

Comentario de libros

Valentina Rivera B.

Niña Enmirlada - Pez Espiral

El mirlo es un ave de color negro intenso y brillante, de canto melódico que prefiere los campos abiertos. La mirla, en cambio, posee el mismo canto pero tiene un plumaje café claro, quizás menos llamativo que su contraparte masculina. La verdad es que poco se habla de esta ave en femenino, aun cuando es igual de común que el macho. Enmirlada, de Blanca Hernández Rojas, es un poemario que acoge esa imagen y la transforma en una metáfora extendida sobre lo que significa ser ‘‘niña’’, junto con el camino que se recorre hasta la adultez. Es menester precisar que la niñez y adultez que Hernández expone es exclusivamente ‘‘femenina’’, pues es esa experiencia la que se explora de tal manera que deja en evidencia la mitificación que muchas veces existe en los personajes femeninos. Estos personajes son, naturalmente, una extensión de niñas y mujeres reales: ‘‘una/ nosotras/ una’’, como escribe Blanca. Enmirlada es el primer trabajo de la autora, quien se ha especializado en literatura infantil y juvenil y forma parte del colectivo La Otra Lij. En ese espacio investigativo se desarrollan indagaciones críticas sobre los libros para infancias, y es esa misma inquietud de explorar la otredad que permea los poemas de Enmirlada.

 

El poemario fue lanzado y publicado por la editorial Pez Espiral en noviembre de este año y cuenta con ilustraciones de Beatrice Steele. En su lanzamiento se mencionaron otras referencias que nutren algunas temáticas e imágenes de Enmirlada, como lo son Las Niñas Traviesas de Marian Lutzky, en donde niñas cuestionadoras se toman las páginas, haciendo uso de la poesía para expresarse. También se mencionó a Gabriela Mistral y su Miedo, poema que constantemente implora: ‘‘Yo no quiero que a mi niña/ golondrina me la vuelvan’’, ‘‘Yo no quiero que a mi niña/ la vayan a hacer princesa’’, y también ‘‘Y menos quiero que un día/ me la vayan a hacer reina’’. Así, parece haber un denominador común en las experiencias que narran estos textos, y que es la presencia de una niña que se aleja bastante de la representación simplista que se puede encontrar en cuentos tradicionales e incluso en obras contemporáneas. 

 

Frente a la pregunta ‘‘¿qué significa ser mujer?’’, que ha sido ampliamente – aunque nunca lo suficientemente – discutida en conversaciones feministas, le preceden las preguntas ‘‘¿qué significa ser niña? ¿cómo se es niña?’’. Por supuesto no hay una respuesta única, pero lo que sí tenemos ahora es una oferta más amplia de representaciones de aquella infancia, develando su complejidad. Por otro lado, en estos textos que dialogan entre sí, aparece la imagen del pájaro y del movimiento. 

 

Durante su lanzamiento la académica Carola Vesely reflexionó precisamente sobre la imagen en el texto de una niña individual, pero que al mismo tiempo es un colectivo de niñas y de infancias que producen un canto coherente. Frente a la decisión consciente de explorar la niñez femenina, Blanca comenta que para ella es tanto un tema de reflexión propia como de investigación que nació a propósito de una lectura del libro ‘‘Renovar el Asombro’’ editado por Adolfo Córdova, en donde él establece que ‘‘en Hispanoamérica en particular ha existido un boom de publicaciones que empezaron a coincidir en sujetos líricos femeninos’’, comenta Blanca. Si bien antes el canon literario era exclusivamente masculino, ahora aparece una tendencia y muy probablemente una necesidad de poner en primer plano esa otra experiencia menos explorada. 

 

Niña Enmirlada

La protagonista de Enmirlada, que es al mismo tiempo muchas niñas y mujeres contenidas en una sola figura, simbólicamente cambia su piel-plumaje, se desarrolla, crece y vemos en ella una protagonista cuestionadora, activa y con agencia dentro del relato. Escribe Hernández:

 

Buscas y sigues buscando

todos esos lugares

donde encuentras la niñez.

 

Eres esa niña ocupada

la inquietantemente obediente

y atraída a lo desconocido.

(. . .)

 

Esa que está en vigilia 

despierta su valentía y honradez

camina descalza

y

navega

sin

temor.

 

Enmirlada, Blanca Hernández (2022)

Haciendo uso de todas estas imágenes cargadas de simbología, Hernández va esbozando esa infancia en toda su profundidad y complejidad, lo que es congruente con el lenguaje que elige: el poético. Al respecto, hay algunos puntos que hacer sobre aquel lenguaje que frecuentemente se explora con precaución, debido a  la reputación que tiene de ser complicado e inaccesible. Tal vez es esa doble capa de significado la que le sirve a Enmirlada. Estos significados no llegan inmediatamente y requiere del lector experimentar el texto de manera más pausada. Blanca concuerda con que ‘‘se le teme mucho a la poesía, porque a diferencia de la narrativa, se han instalados ciertos mitos sobre la poesía, que hay que entenderla y comprender cada verso, y esa manera de verla ha creado distancia’’. Se refiere específicamente a la escuela, en donde se incentivan ‘‘ejercicios de comprensión profunda, en donde el poema se termina convirtiendo en un mapa en donde hay que ubicar cosas’’. Muy distante de ello es la propuesta de Enmirlada, o al menos así se espera leerla, con pausa y con menos ansiedad por comprenderlo todo, pues es la misma Blanca quien reconoce que ‘‘el poema tampoco exige tanto, los versos herméticos me parecen interesantes’’. A esta visión se le suma la forma poética del verso libre, en donde la rima rígida es abandonada y se privilegia el contenido del verso, aunque no por eso la lectura pierde su cadencia.

 

Enmirlada es un libro declarado como poesía para jóvenes, aun cuando es un espacio aparentemente difícil de navegar. De hecho, es la misma Blanca quien transparenta que para llegar a este resultado final, antes vino su interés por los libros infantiles y específicamente los libros-álbum. Es por ello que también fue importante para ella que el poemario contara con ilustraciones que  ‘‘contaran un poco más, que no fuese solo un calco’’, lo que se logra. Las ilustraciones, que fueron realizadas por una ex alumna de Blanca, añaden al relato y no solo acompañan. Al ser la imagen central un mirlo, es evidente que el color que prime sea el negro tornasol, pero Steele varía la escala de negros y va jugando así con grises y azules, los que dan cuenta del cambio que va sufriendo la protagonista. Además de ser voluntaria, la elección de colores es un gesto simbólico en sí mismo, pues esta niña enmirlada adopta los colores del macho, descubre en ella esa oscuridad que por naturaleza no se le permite. Al estar complementado con un fondo blanco, además, entrega cierta luminosidad a un texto que puede volverse oscuro, o ‘‘nublado’’, como diría Carola Vesely en el lanzamiento del libro.

 

Enmirlada es un recorrido poético de una especie de metamorfosis, de una re-configuración de identidad previamente condicionada al deber ser: femenina, dulce, tierna. Este poemario surge como una contrapropuesta a esa protagonista femenina de cuentos clásicos, y a la vez se une a esta tendencia en la LIJ por explorar cada vez más esas voces de niñas. Cada poema es un ejemplo de la complejidad que supone toda transformación y búsqueda de identidad. Aun cuando en el poema hay una hablante concreta, el libro en su totalidad es representativo de una experiencia diversa que es unificada en esta sola voz enmirlada. 

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Valentina Rivera B.

Licenciada en Letras Inglesas y Profesora de Inglés, Pontificia Universidad Católica. Máster en Children’s Literature and Literacies, Universidad de Glasgow, especialización en libros álbum y gramática visual. Ha colaborado en la revista literaria de la Facultad de Letras PUC, ESLA (English Studies in Latin America), y en espacios informales de fomento lector. Se ha desempeñado como profesora en diversas instituciones educacionales.

Valentina Rivera
La autora Blanca Hernández en BILIJ. Enmirlada se encuentra disponible en nuestro catálogo.

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