
Ruta de LIJ Latinoamericana
Argentina. Parte 2
De acuerdo con la CEPAL, la población de Latinoamérica en el año 2022 llegará a 665 millones de personas. ¿Cuáles son los elementos que nos unen como habitantes de esta región? ¿Cuáles son las diferencias que hacen de cada país una cultura rica y particular?
Fundación Palabra tiene como uno de sus pilares fundamentales el mostrar la riqueza de la cultura latinoamericana, promoviendo el respeto y valoración de nuestros pueblos. Sin pretender entrar en estudios sociológicos, demográficos o culturales, quisiéramos aportar a la discusión por la identidad latinoamericana desde el mundo de la literatura infantil y juvenil. Qué duda cabe que la producción de textos (impresos o digitales) para niños, niñas y jóvenes, responde a una interpretación de la realidad, a un mundo adulto que quiere dar a conocer temas y sentimientos particulares. ¿Qué es lo que cuenta o calla cada país? ¿Qué historias han marcado las infancias de Latinoamérica y lo continúan haciendo?
En esta reflexión queremos proponer un viaje por Latinoamérica, una ruta de LIJ en donde conozcamos aquello que han escuchado, leído y visto los niños y niñas de la región. Y, ¿por dónde comenzar? Pues de la A a la Z, o mejor dicho, de Argentina a Venezuela, en un abecedario que nos llene de palabras y sonidos, para conocernos mejor.
El punto de partida del contar
Manuel Peña Muñoz nos dice “Como en todos los países latinoamericanos, el inicio de la literatura infantil en Argentina hay que buscarlo en sus raíces aborígenes”. Ellos fueron el punto de partida del contar. La multiplicidad de comunidades indígenas de este país contribuyó a que existiera una rica tradición oral de mitos, supersticiones y creencias, desde donde fueron surgiendo los relatos que se transmitieron entre las generaciones.
“Contaban historias increíbles de seres extraños, amores contrariados, de pueblos que buscaban la tierra sin mal, de hombres que bajaban al mundo de los muertos, de mujeres estrella que llegaban desde el cielo para quedarse en la tierra. Unos a otros fueron contándose estas historias antiguas con sabor a tierra y olorcito a lluvia”. (Graciela Piombo)
Los relatos de influencia Inca y Aimará, como el origen de la quinoa; los Guaraníes, contando la historia de la tierra sin mal o la leyenda del chajá; los Qom o Wichis de la zona del Gran Chaco, contando el robo del fuego o la llegada de las mujeres; los Mapuche contando el viaje al mundo de los muertos o los Selk’nam la pelea del sol y la luna… Todos ellos poblaron el imaginario de las comunidades, antes de la aparición del relato escrito.
Puedes conocer algunos de estos relatos en el texto digital Hubo una vez en este lugar.
Consolidación de un género
Durante el siglo XIX se consolidó el nacimiento formal de la LIJ, época durante la cual destacaron variadas publicaciones dedicadas particularmente a las infancias. Una de las autoras pioneras en el periodo es Eduarda Mansilla quien en 1880 publicó Cuentos , considerado el primer libro argentino del incipiente “género” LIJ. Mansilla fue pionera al ser una de las primeras mujeres argentinas reconocidas por su labor literaria. Ella misma se enorgullece de ser una de las precursoras en ese país de las letras para niños, como señala en el prólogo de su libro. Además incursionó en diversos géneros como los relatos biográficos y artículos de costumbres (como Pascua, por ejemplo, sobre los festejos navideños de EEUU y París), siendo traducida a otros idiomas como el inglés y el francés.
Junto con la creciente publicación de nuevos autores existieron ciertos hitos en torno a la cultura del libro que marcaron este periodo de auge literario. En 1888 se creó la Biblioteca Nacional de Maestros (BNM) que, a la fecha, sigue activa y cuenta con una amplia colección de ciencias de la educación y pedagogía, además de un catálogo infantil especializado y una biblioteca digital con 40.000 recursos en línea. A lo largo de su historia la BNM incidirá en las políticas del Ministerio de Educación de Argentina.
Por otro lado, en 1917 Constancio Vigil, el reconocido escritor de literatura infantil, fundó la Editorial Atlántida. Esta editorial se destacó por sus publicaciones, en particular la revista Billiken y sus colecciones de libros que tuvieron amplia circulación en Latinoamérica.
Un dato curioso que quisiéramos destacar de este periodo tiene relación con Quirino Cristiani, realizador de los primeros largometrajes de la historia. Cristiani desarrolló la película de animación El mono relojero, basado en un personaje de Constancio Vigil, bajo el título “Primer ensayo de fábula animada realizada en la Argentina”. Desafortunadamente durante los años 60 su obra completa se destruyó en un incendio, siendo este el único que logró salvarse. Puedes conocerla aquí.
Todos estos precedentes sentaron las bases para que durante el siglo XX se viviera un auge de los libros para infancias. En 1925, José Sebastián Tallón publicó La garganta del sapo, su primer libro, y luego con Las torres de Nuremberg se destacó como el primer poeta argentino que escribe especialmente para niños. Un año después se publicó Zancadillas y Barcos de papel, libros de cuentos de Álvaro Yunque. En ambos textos encontramos personajes de niños incomprendidos o relegados por el mundo adulto, un tema recurrente en la obra de este autor y que lo convirtió en un escritor de LIJ realista.
En 1945 apareció por primera vez en el mercado argentino la revista Patoruzito, cuyo personaje principal lleva el mismo nombre. Hasta el año 1977 y con distinta periodicidad, el niño indio que vestía un poncho amarillo se dedicó a encantar al público infantil por medio de sus historietas, siendo esta la primera revista de ese formato.
Otro hito que cambiaría la historia de la LIJ argentina y su visibilidad frente al mundo fue la circulación de las primeras ediciones para niños de María Elena Walsh: Tutú Marambá y el disco Canciones de Tutú Marambá (1960). De ahí en adelante, la destacada poetisa y escritora produjo una serie de cuentos, poemas y canciones para niños, consolidando un vasto repertorio que ha sido ampliamente galardonado . Su obra completa puede ser consultada aquí.
Entre las personalidades de la LIJ de la época, destaca Dora Pastoriza de Etchebarne, quien en la década de los 60 y 70 publicó textos dirigidos a mediadores y educadores, tales como El cuento olvidado, El cuento en la literatura infantil y El valor de la palabra. Pastoriza es quien impulsó la incorporación de la LIJ en la formación docente, creando el Instituto SUMMA (junto con Martha Alcira Salotti, también escritora) para concretar ese proyecto pedagógico.
Otra figura femenina fundamental en la LIJ argentina es Laura Devetach, hija de inmigrantes que publica su primer libro con fondos propios. Este texto, La torre de cubos, fue prohibido por la dictadura del país por ser considerado ‘‘distorsionado’’ y por cuestionar la ideología social. Solo recientemente (2017) se hizo un acto de desagravio como un gesto de reparación histórica y se anuló la resolución que prohibía el libro.
Un último acontecimiento que queremos destacar es la creación del Centro Editor de América Latina (1966), una editorial que propuso innovadoras colecciones LIJ como Cuentos de Polidoro y Cuentos de mi país. A lo largo de los distintos números de la colección Cuentos de Polidoro se incluyeron cuentos clásicos de Charles Perrault, los hermanos Grimm, Andersen y Carlo Collodi, adaptados e ilustrados por creadores argentinos. Los números eran vendidos en los kioscos y llegó a contar con aproximadamente 80 ejemplares que puedes descargar aquí.
La LIJ que no pierde vigencia
En 1966 se publicó el primer libro de Mafalda, las tiras cómicas de la niña que cuestiona el mundo adulto, volviendo locos a sus padres con sus ingeniosas preguntas. Este primer libro reunió lo que su creador, Quino, había publicado hasta ese entonces en el periódico Primera Plana. La editorial publicó 5 libros más antes de formar Ediciones La Flor, editorial que hasta el día de hoy aloja y distribuye la obra Mafalda. La niña con melena y vestido rojo que odia la sopa y se preocupa por el planeta tierra se convirtió en un personaje muy popular en Latinoamérica, muy probablemente debido a su humor rápido y contestatario, pero también por denunciar ciertas verdades adultas que muchas veces tenían que ver con lo social, político y económico, cuestiones que toda la región compartía.
Su perdurabilidad ha sido tal, que muchos de los temas tratados en Mafalda han trascendido su época y siguen siendo objeto de discusión hoy en día: las preocupaciones de la clase media, la desigualdad social, el estado de la política, el cambio climático, la pobreza, el feminismo y el lugar que tienen las infancias. En su libro Mafalda: historia social y política, Isabella Cosse explora incluso a la tira de Quino desde su sentido social, político y cultural, definiéndola como un fenómeno mundial significativo debido a su capacidad de conmover a los lectores con los temas sociales que siguen estando vigente.
En la década de los 70 surgieron otras figuras trascendentales en la LIJ argentina. Elsa Bornemann, por ejemplo, entra al cuadro de honor del premio Hans Christian Andersen con Un elefante ocupa mucho espacio, siendo el primer libro argentino en ser incluido. Al año siguiente este libro fue prohibido por la dictadura del país. En ese mismo contexto de dictadura, Laura Devetach publicó Historia de ratita en Cuentos de la vereda pública, en donde cuestiona el concepto de mujer de las historias tradicionales, presentando un nuevo paradigma.
La fuerza creadora LIJ argentina continuó su camino y en 1985 se crea ALIJA, la sección nacional Argentina de IBBY desde donde promueven la investigación, la crítica y la difusión de libros infantiles y juveniles destacados por su calidad artística.
En su labor, resaltan dos programas que son distintos, pero comparten el mismo objetivo, destacar lo más relevante de la producción editorial argentina. Estos son Los destacados de ALIJA y el Programa Los favoritos. Mientras que para el primero de ellos se convoca a un jurado especialista en LIJ, que selecciona las obras destacadas para diversas categorías; para el segundo, Los favoritos, se rescata la voz de los lectores. Durante 6 a 7 meses, serán los mismos niños, niñas y jóvenes quienes leerán aquellos libros que las editoriales hayan postulado y que son enviados a un grupo de escuelas seleccionadas previamente. De esta manera, ALIJA promueve la producción editorial combinando las miradas que confluyen en la obra: mediadores y lectores.
A partir de 2020 se comenzó a publicar el boletín Ventanas de ALIJA con lecturas y novedades sobre la LIJ. Recientemente han lanzado el número 9 y puede ser solicitado a infoalija@gmail.com.
Siempre en movimiento: la LIJ argentina hoy
Este largo camino de la LIJ en Argentina nos ha convertido en testigos privilegiados del surgimiento de ilustradores y escritores, así como también de editoriales que buscan que los y las lectoras accedan a obras desafiantes, que se conviertan en experiencias estéticas y significativas. Por ejemplo, Editorial Libros del Quirquincho, cofundada por Graciela Montes con una precursora línea progresista durante los ‘80 o la Editorial Iamiqué, referente en los textos informativos y de divulgación científica, con un sello de excelencia en la entrega de contenidos desde el 2000. Luis Pescetti, con su producción musical, gran humor y el inolvidable personaje Natacha. Gustavo Roldán, con su incansable producción literaria y editorial. Ema Wolf, con su humor y la preocupación por despertar el gusto por leer. María Teresa Andruetto, ganadora del premio Hans Christian Andersen (2012) e incansable formadora de mediadores. O bien a artistas como Isol, ganadora del Premio Astrid Lindgren (2013), Pablo Bernasconi, Diego Bianki, que nos han emocionado y divertido con sus ilustraciones.
Este año 2022 fue la primera vez que Argentina tuvo finalistas en ambas categorías del Premio Hans Christian Andersen: escritor, María Cristina Ramos, e ilustrador, Gusti. Sin lugar a duda esto es reflejo del excelente momento creativo del país. Son muchos a quienes podríamos nombrar y, aun así, seguir estando en falta debido a la gran cantidad de creadores que han logrado un espacio y sello propio en la LIJ Argentina. Sin embargo, haciendo un ejercicio de síntesis, vamos aquí solo con algunas menciones:
Cecilia Pisos: En sus propias palabras, “Nací un poquito antes de la primavera cerca de un parque inmenso. En ese parque había un ombú de raíces gordas, que yo trepaba e imaginaba como un elefante para viajes lejanos. Cada vez que tenía que volver a casa, me llevaba la magia del parque en una rama, mi varita. Ahora sigo esa magia con un lápiz del que salen parques, elefantes y varitas cada vez que me siento a escribir”. Esta niña que imaginaba tardó en ver publicado su primer libro. Sin embargo, la espera valió la pena: sorprende con más de 90 libros para niños y jóvenes.
La destacamos por: su lenguaje cercano, tanto en su obra poética como narrativa, que no cae en simplificaciones o paternalismo con sus lectores. Hay una propuesta de hablar de lo cotidiano, desafiando con temas profundos que requieren que el lector se involucre.
Paula Bombara: es escritora, bioquímica y divulgadora científica. ¿Cómo no celebrar esta unión de disciplinas? Porque Paula no se limita a escribir sobre ciencia para darnos a conocer diversos temas, sino que ha explorado la ficción sin esquivar temas complejos.
La destacamos por: su empeño en unir la historia, la memoria, con el presente y los temas actuales; por su invitación a entender lo que vivimos hoy en un contexto.
Yael Frankel: esta escritora e ilustradora, artista visual que navega entre lenguajes, recibió recientemente el Bologna Ragazzi Awards, entregado por la Feria del Libro Infantil de Bologna, por su libro ¿Qué tiene un bosque? (Editorial Claraboya, 2021).
La destacamos por: su desafío al lector al romper con las formas preestablecidas y proponer una nueva representación, construida en la lectura visual y textual.
Eleonora Arroyo: llegó al mundo de la ilustración por un concurso de la editorial Colihue, ilustrando un cuento de Graciela Montes y ya no paró más. Su propuesta de collages es rica en formas y colores, manifestando el delicado trabajo de investigación que realiza para plasmar los contextos y culturas de los cuentos.
La destacamos por: su capacidad de sacar la ilustración del papel y darle vida en teatrinos, figuras con volumen y creaciones audiovisuales.
Christian Montenegro: es un creador, ilustrador y artista visual que juega con los formatos del libro y las texturas.
Lo destacamos por: su propuesta innovadora, que se aleja de la ilustración infantil tradicional y convierte sus libros en una oferta diversa, incluso entre su propia producción.
¡Sugerimos!
Si andas en la búsqueda de información, novedades y sitios web sobre LIJ Argentina, aquí algunas sugerencias de por dónde comenzar:
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En esta reflexión queremos proponer un viaje por Latinoamérica, una ruta de LIJ en donde conozcamos aquello que han escuchado, leído y visto los niños y niñas de la región. Y, ¿por dónde comenzar? Pues de la A a la Z, o mejor dicho, de Argentina a Venezuela, en un abecedario que nos llene de palabras y sonidos, para conocernos mejor.
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