
Cecilia Pisos. Poesía para la infancia
EL MUNDO EXPLORA A Latinoamérica
El mundo ficcional de ‘‘niños’’ y ‘‘niñas’’ ha sido históricamente visto como un binario y en oposición, en donde cada grupo posee delimitadas características, comportamientos y capacidades. Consecuentemente, la representación que han obtenido en textos literarios ha sido en congruencia con esas expectativas de género, las que encasillan a los niños en los discursos de acción, aventura, peligro, misterio y autoridad; y a las niñas, por otro lado, en los de la sensibilidad, las emociones, el cuidado, el miedo e incluso el silencio. Ejemplos de esto en la literatura infantil y juvenil son varios, y es que al ser la literatura una expresión de las realidades sociales, las construcciones tradicionales en torno al género en las relaciones humanas, han tenido su lugar en los libros.
Desde los cuentos de hadas, el siglo de oro de la literatura infantil y hasta muy recientemente, estos roles han jugado un papel significativo en la construcción de personajes. De hecho, esto no sólo es percibido en libros, sino también en las variadas obras culturales dirigidas a infancias. Un ejemplo masivo de ello es la Disneyficación de textos tradicionales que han exaltado la figura de la ‘‘damisela en apuros’’ (las que, en películas Disney, toman forma de princesas de todo tipo)- Esta sería una figura femenina pasiva, cuya incidencia en el transcurso de la historia se reduce a ser salvada o ayudada, encontrar el amor y encarnar una feminidad subordinada. Ciertamente que la feminidad – un concepto por sí solo ya cuestionado – se expresa de distintas maneras, todas ellas válidas en cuanto se construyen libremente.
Sin embargo, una que es reducida únicamente a expectativas de género socialmente impuestas se vuelve problemática, así como también cuando no existen otras expresiones alternativas que demuestren las distintas maneras en que se puede ser niña.
Los estudios de género y las discusiones que se han producido a raíz de ellos han entregado una nueva manera de entender lo masculino y lo femenino, entendiendo ambos como identidades fluidas que están sujetas a construcciones personales, o al menos así deberían ser, aunque es innegable que lo cultural y social puede permear aquello. Es realmente mucho lo que puede decirse al respecto y es bastante aún lo que queda por observar en la construcción de personajes en textos infantiles, sin embargo en este artículo me quiero detener en los personajes feministas en la literatura infantil. Específicamente, en cómo la construcción de este personaje se lleva a cabo y cuáles son los elementos que nos ayudarían a identificar a ese personaje feminista dentro de la LIJ. Lejos de sugerir un método infalible, lo que aquí se muestra es el estado actual de esta discusión y sus aportes.
Informada por teoristas como bell hooks*, Gayatri Spivak y Hélène Cixous, la académica Roberta Seelinger Trites elabora sobre el personaje feminista en la literatura infantil. En su libro Despertando a la Bella Durmiente (1997), Seelinger propone que este personaje es, por sobre todo, aquel que es empoderado independiente de su género y sexo. Es decir, aquel que rechaza los roles sociales prescritos y que logra reconocer y apreciar su propia voz. Dentro de los elementos identificadores estarían la subversión de estereotipos, voz dentro de la historia, interdependencia y colaboración, y capacidad de acción. Christine Wilkie-Stibbs en El sujeto femenino (2002) postula que los personajes feministas logran una transformación subjetiva que les permite escapar los límites establecidos por discursos autoritarios y dominantemente masculinos.
De todo esto se desprende que a los personajes feministas en la LIJ no se les exige una personalidad estática o resuelta desde un principio, sino que supone un cambio en el transcurso de la narración, y que es precisamente esa capacidad de crecimiento y de comprensión lo que las empodera. Considerando estos aspectos, aquí entregamos algunos ejemplos de personajes femeninos y feministas contemporáneos en la LIJ latinoamericana.
Graciela de La otra orilla (Marta Carrasco)
Graciela es una niña que destaca por su agencia dentro de la historia; es ella quien decide cruzar la orilla a pesar de las advertencias de su madre. Esto también representa una subversión a estereotipos tradicionales, pues se enmarca en una aventura con valentía, atribución que por mucho tiempo se vinculaba con el territorio de los niños. La colaboración que Graciela inicia con su amigo Nicolás y, posteriormente, con el resto de la comunidad del otro lado, en oposición a establecer competencias, también da cuenta de una naturaleza feminista en el personaje.
Camila, El globo (Isol)
‘‘Un día a Camila se le cumplió un deseo. Su mamá se convirtió en un globo y no gritaba más’’ (Isol, 2002, sin paginar). Así comienza este corto relato que registra el profundo deseo de la pequeña niña. Su mamá se convierte en globo y no vuelve a gritar, se queda ‘‘calladito’’, y Camila recorre feliz las calles con su nuevo globo rojo. Es un relato con un final más bien abierto, aunque lo que sí es evidente es la compleja relación que muchas veces puede existir entre madres e hijas. Camila es un personaje que utiliza su voz narrativa – e imaginación – para expresar un deseo poco convencional e incluso controversial, pues puede interpretarse como desobediencia o falta de respeto. Lo cierto es que es ese mismo alejamiento de la norma lo que le entrega carácter y empodera su voz. Este relato es, además, un libro que puede permitir conversar sobre las emociones difíciles (rabia, enojo, contradicción) que surgen en todos, pero que a las niñas no se les permite mostrar de la misma manera que a niños, o al menos no en términos ‘‘masculinos’’.
(Directores de secciones nacionales de IBBY)
Vamos por partes, Yael Frankel
Esta protagonista sin nombre es representada visualmente de la manera en que el título del libro sugiere: en partes, fragmentada, hecha de recortes. El texto nos muestra su monólogo interior, el que reflexiona sobre todas las partes que conforman la identidad de la niña protagonista. A menudo esas partes son contradictorias y no todas las emociones o actitudes que menciona son placenteras o ‘‘positivas’’, como cuando admite: ‘‘Una parte de mí lo quiere hacer/ pero casi siempre la que gana es la pereza./ Y aunque puedo alguna vez mentir,/ lo hago con mi parte verdadera’’ (Frankel, 2017, sin paginar). Ese conocimiento interior, además expresado con honestidad, permite por un lado observar la capacidad de la protagonista para tener conciencia de sí misma, así como de encontrar su propia identidad y voz; y al mismo tiempo da cuenta de su habilidad para reconciliar todas esas partes que le conflictuan y agradan por igual. Este personaje aparece como un ejemplo genuino de lo que sucede en el fuero interno de la identidad, con cuestionamientos y dudas pero a la vez con una fidelidad a la autenticidad propia.
Lunática, Martha Riva Palacio
Finalmente, tenemos a esta loba-niña, protagonista de un texto poético y reflexivo. Riva Palacio construye una metáfora extendida sobre crecer, el rito de paso ‘‘niña-mujer’’, durante el cual nacen dudas, emociones profundas y un nuevo entendimiento del ser. Escribe Riva Palacio:
Pero justo
cuando estabas
por irte a la deriva,
se enciende la casa
y tu nombre se filtra
por la puerta.
Vuelves a ser tú,
ahí,
en la barda del jardín,
y te percatas
del hecho ineludible
de que estás viva.
No resulta antojadizo, entonces, la figura de la loba para representar ese cambio. Al igual que en Enmirlada, se utiliza la figura de un animal para crear una analogía entre su comportamiento y el de la niña/joven protagonista. La niña-loba de Riva Palacio demuestra ser resiliente, aguerrida, aunque no exenta de dudas. Tampoco resulta sútil el juego de palabras y simbolismos en Lunática: la niña se convierte en loba por un lengüetazo de luna, pero al mismo tiempo la palabra lunática – en femenino – está cargada de connotaciones negativas atribuidas a las mujeres, a las mujeres ‘‘locas’’. Esta es una protagonista que se toma su tiempo para internalizar esta nueva identidad, hacer las paces con su nuevo pelaje, y también es honesta en sus heridas, las que lame en silencio pero con audacia, tal loba en su cubil.
*bell hooks fue una activista feminista y escritora estadounidense. Decidió mantener su nombre con minúsculas con el propósito de que sus lectores se enfoquen en su mensaje y no en su nombre.
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Valentina Rivera B., Licenciada en Letras Inglesas, Profesora de Inglés, y Máster en Children’s Literature and Literacies, es colaboradora de Fundación Palabra.
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